lunes, 8 de agosto de 2011

Quinto día: Amarillo (TX) - Albuquerque (NM)

Ayer cortamos justo antes de irnos a cenar al "Don Solomillón". Pues bien, la cena fue todo un espectáculo, en un rancho, rodeados de gente enorme, comiendo cosas enormes, pudimos comprobar que el lema del lugar, " En Texas todo es más grande", era completamente verdad. Comimos muchísimo, y todo de un tamaño y un sabor espectaculares. Todo ello aderezado con música Country en directo,¡una experiencia!

Desayunando en Don Solomillón


 De este modo con la barriga llena (muuuyy llena) nos fuimos a dormir.

A la mañana siguiente, de nuevo madrugamos para poder aprovechar el día, pero antes de empezar el camino, para reponer fuerzas pasamos por el bufet libre del hotel (nos hacían descuento!). De nuevo una burrada: huevos, bacon, tortillas, tortitas...

Una vez bien llenos (todo el esfuerzo que habíamos llevado para cuidarnos de excesos se había ido a la basura), partimos hacia nuestra primera parada, el Cadillac Ranch, una de las atracciones más famosas de la Ruta. Allí pasamos un buen rato porque encontramos unos botes de pintura prácticamente llenos, así que pudimos hacer varios graffitis (mama no es que nos hayamos vuelto vándalos sino que es la costumbre).

Cadillac Ranch


Espartanos en Texas, Cadillac Ranch


Desde allí cogimos carretera y a disfrutar de los desolados pueblos del Oeste. Pasamos por muchos pueblos, entre ellos Adrián, el punto medio de la ruta 66, donde nos dimos cuenta que poco a poco el viaje se acaba y que tenemos que seguir disfrutando al máximo cada etapa, Glenrio, un pueblo abandonado muy curioso donde la ruta se convierte en camino de tierra, San Jon, momento en el que el paisaje se torna naranja y te das cuenta de que realmente estas en el desierto, Tucumcari, el paraíso de los carteles retro (parada recomendada para dormir por la cantidad de moteles divertidos, especialmente el Blue Swallow)...


Adrian, Punto medio de la Ruta, la mitad del viaje 

Blue Swallow Motel, Uno de los moteles más famosos de la Ruta 66



Sin embargo el punto de inflexión de hoy de la ruta estuvo en Santa Rosa, donde tuvimos que decidir entre seguir con la Ruta 66 moderna, la cual transcurría hasta Albuquerque por la interestatal o bien desviarnos hacia el norte para coger el recorrido original de la ruta. La diferencia eran algo más de 3 horas, pero como nos vimos con fuerzas decidimos la opción larga.



El primer tramo del desvío fue totalmente impresionante por su carretera larga y recta en el medio de bastos desiertos, así que aprovechamos para sacar unas bonitas fotos. Por estos caminos estuvimos pasando algunos pueblos (si a dos casas se les puede llamar pueblo) hasta llegar a Santa Fe (NM) y la verdad que no sabría como describirlo. En las guías que manejamos no salía, pero es una parada 100% obligada. Es un paraíso en medio del desierto, su arquitectura es asombrosa, todo esta cuidado y muy bonito, la gente pasea por las calles, las casas, los hoteles y los negocios están construidos con adobe. El único problema es que debe ser un lugar importante en el turismo nacional de gente pudiente, y sus precios son terriblemente elevados, pero como pasear es gratis la visita mereció totalmente la pena.

Arquitectura típica de Santa Fé



Desde allí y no sin pena salimos hacia Albuquerque, última parada del día, donde hemos disfrutado de una autentica cena rutera en el dinner más famoso de la ruta, 66 Dinner de Albuquerque

Dinner 66, Albuquerque

Dentro del Dinner 66


Y eso es todo, mañana ya no hay ruta ( sniff, sniff ) pero hay un viaje extraordinario por la Million Dollar Higway hasta Ouray (CO), así que mañana os contamos mas.


P.D. Como siempre algunas imágenes adicionales








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